El pasado 21 de febrero tuve la suerte de acompañar a mis compañeros de “Historia del arte” a Sevilla, a pesar de ser un alumno de ciencias. Fue una experiencia increíble, ya que no solo tuve la oportunidad de pasar tiempo con ellos y conocer gente nueva, sino que aprendí mucho acerca de la ciudad. Nunca había estado en Sevilla y mi primera impresión fue que no se parecía a ninguna ciudad andaluza que conociese: ¡había demasiado campo verde!

Tras bajar del bus tras las tres horas de viaje, vimos la Muralla de la Magdalena, la cual rodeaba a la medina y entre sus diversas funciones se encontraba la de proteger la ciudad de las riadas del Guadalquivir. Seguidamente aprendimos sobre la Fábrica Real de Tabacos y su conexión con los déspotas ilustrados y el desarrollo económico de la ciudad.

Después pasamos junto al Archivo de Indias y entramos en el Real Alcázar, un palacio fortificado el cual alberga zonas construidas en diferentes etapas históricas. Por último, antes del descanso, visitamos la Catedral de Santa María de la Sede, una catedral gótica cristiana construida en el solar que quedó tras la demolición de la antigua mezquita aljama de Sevilla. Lo que más me impresionó fue sin lugar a dudas el aminar (La Giralda), a la cual tuvimos la oportunidad de subir y así contemplar toda Sevilla desde lo alto.
En el descanso tuvimos tiempo para comer y visitar la ciudad por nuestra cuenta. Mis amigos y yo fuimos a ver la Plaza de España. Solo tuvimos cinco minutos para verla pero fueron suficientes para considerarlas una de las plazas más bonitas que he visto en mi vida.
Sobre las cuatro y media quedamos con los profesores para ir a ver el hospital de la Santa Caridad. Solo estaba permitida la visita a los alumnos de Historia del Arte y, como no al enchufado de Ciencias. Mientras, el resto tenía una hora más para visitar la ciudad por su cuenta. Por mi parte, a pesar de no saber casi nada sobre arte, me impresionaron en gran medida los cuadros que había en el interior: el In Ictu oculi y el Finis Gloriae Mundi de Valdés Leal, así como las obras de Misericordia. Encontré muy interesante lo que el autor quería transmitir con ellos.
Finalmente llegó la hora de volver, ese momento en el que el “silencio” inunda el autobús y todos descansamos exhaustos por el largo viaje (“Yo soy Minero ♪♪”)…
Nada más que decir, estoy muy contento de que se me permitiese ir al viaje y le agradezco inmensamente a Don Javier y a los demás profesores por dejarme asistir. Si hay otra actividad como esta espero que cuenten conmigo, estaré encantado de asistir :).
Javier Moreno García
2º Bachillerato B
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