El hombre que amaba sus clases
La primera vez que hablé tranquilamente con Paco Moreno fue una noche de verano, en la que despedíamos el curso junto a algunos amigos. Los dos habíamos leído recientemente “El hombre que amaba a los perros” de Eduardo Padura. Ambos coincidimos en destacar el magnífico ejercicio literario del escritor cubano y en lo certero de su análisis histórico. A partir de ahí todo fueron coincidencias, porque con Paco Moreno se puede coincidir. No solo por la amplitud de sus gustos literarios o por su afición al Arte, sino porque además le gusta la conversación y el placer que emana de ella.
Llegó a nuestro Instituto a finales de verano de 2014, después de su periplo almeriense, donde a buen seguro supo degustar la cuajadera de pescado y los paseos por la playa. Pero en ocasiones, la vida cambia con un mero concurso de traslados y en el año mencionado cambió el IES Turaniana de Roquetas de mar por el Instituto Histórico Padre Suárez. Cambiaba el escenario, pero no una forma de entender la enseñanza y la vida en general. Y es que en sus clases todavía se podía apreciar lo que defendiera Thomas Mann en “La montaña mágica”, esto es, que la enseñanza humanística es imprescindible. Que la transmisión del conocimiento debe ir acompañada de valores éticos o que la Lengua debe ir de la mano de la Literatura.
Hoy se jubila un aventurero de las Letras, un defensor de la igualdad de género y un militante de la vida, que diría Mario Benedetti. Después de largos años con la tiza como lanza y un libro como adarga, este amante de la Literatura clásica ha decidido darse un respiro para seguir viajando entre las letras. Recientemente pude escucharle decir que a pesar del tiempo que llevaba ejerciendo la profesión, seguía disfrutando muchísimo con sus alumnos. Aunque ya la semana que viene no seguirá ocupando su plaza en el Histórico, nosotros seguiremos esperándole y brindando con champán por “el hombre que amaba sus clases”.